jueves, 5 de febrero de 2015

El pequeńo Mohamed vuelve a casa

Mohamed Yahya, el pequeño saharaui de seis años que fue intervenido en agosto en Cruces, vuelve esta madrugada a los brazos de su familia


Mohamed es un pequeño saharaui que, además de tener síndrome de down, nació con una enfermedad que afecta al corazón llamada tetralogía de Fallot. A finales del pasado junio, Mohamed, con tan solo seis años, se despidió de su familia para realizar un viaje de más de 2000 kilómetros hasta Bizkaia para participar en un campamento de verano para niños y niñas descapacitadas en Izurtza y para ser operado de la dolencia que le afecta desde que nació. Más de seis meses han pasado desde entonces, y mañana, por fin, el pequeño podrá abrazar a sus padres y familiares.


La llamada tetralogía de Fallot no es una enfermedad muy conocida para aquellos poco relacionados con el mundo sanitario. Entre otros síntomas, el que más afectaba a Mohamed era la dificultad para respirar que no le permitía ni “dar diez pasos seguidos sin tener que pararse para coger aire”, según afirman los responsables de la organización Río de Oro.


En agosto de 2014 comenzó la odisea del fuerte Mohamed entre los quirófanos del Hospital de Cruces. El niño tuvo que ser intervenido en tres ocasiones, debatiéndose entre la vida y la muerte, pero finalmente Mohamed cogió fuerza, superó la fase crítica y logró recuperarse. El pequeño saharaui recibió a finales de octubre el alta en Cruces.


Los posteriores meses de recuperación Mohamed los ha pasado entre más críos saharauis que residen en un centro de cuidados ubicado en Ermua. Más de medio año ha estado Mohamed alejado de su familia, seis meses que habrá sido, probablemente, los más difíciles de su corta vida. Un niño de tan solo seis años, sin el apoyo, los cuidados y el amor de su madre y su padre. Pero al fin, mañana de madrugada, la familia Yahya podrá abrazar, ver y tocar al pequeño Mohamed, que está más fuerte y sano que nunca.


El caso de Mohamed es uno de entre tantos niños y niñas saharauis que sufren muchas otras enfermedades que no se pueden intervenir en su lugar de residencia. El hecho de que cualquier niño o niña carezca de una sanidad de calidad hace que las oportunidades para ser intervenidas se reduzcan a un porcentaje muy pequeño. Si la injusta situación en la que se vive en el Sahara hubiese sido solventada, Mohamed podría haber sido intervenido sin ningún problema a los seis meses, evitado así al pequeño y a su familia años de sufrimiento. Y evitando el dolor que afecta a otras tantas familias que no tienen la misma suerte que Mohamed.




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